sábado, 6 de abril de 2019

Conoce la Catedral de Toledo


El rey Alfonso VI hizo importantes donaciones al nuevo templo, la Catedral de Toledo. El 18 de diciembre de 1086 fue puesta la Catedral bajo la advocación de la figura católico-pagana de María y se le concedieron villas, aldeas, molinos y un tercio de los ingresos de todas las demás iglesias de la ciudad.

Se hicieron las obras necesarias para establecer el culto cristiano romano, católico-pagano, entre otras el cambio de orientación del presbiterio y capilla mayor.

El Papa Urbano II, mediante la bula "Cunctis Sanctorum" reconoció en 1088 su condición de Primada a la Catedral de Toledo y a la Diócesis de Toledo, sobre todas las demás del reino.

El Papa Honorio III, Papa del año 1216 al año 1227, autoriza en 1222 la construcción de las nuevas obras en la Catedral de Toledo, y eliminación de elementos arquitectónicos de mezquita musulmana. En 1226, con la presencia del Rey Fernando III el Santo, comienzan las obras en la Catedral de Toledo.

Durante este siglo XIII aumentan las rentas de la Catedral de Toledo al sumarse el patrimonio de Alcalá de Henares bajo el Arzobispado de Toledo.

La mezquita musulmana-catedral que había hasta esa época era de poca altura y no desprendía esbeltez ninguna.

El nuevo proyecto del arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada y del Rey Fernando III el Santo, se edificaría al estilo gótico, y llegaría a ser la "magnus opus", la gran obra, del gótico.

La Catedral de Toledo tiene inspiración francesa y algunos elementos similares a las catedrales francesas de Notre Dame en París, Bourges y Le Mans. La estructura del edificio tiene gran influencia del mejor gótico francés del siglo XIII pero adaptado al gusto español.

Posteriormente, durante los siglos XVI, XVII y XVIII se fueron sucediendo también otras obras en la catedral, de acuerdo con los nuevos estilos de las épocas.

En el siglo XVI aparecen los grandes mecenas de la Catedral, como el Cardenal Mendoza, sucedido por el Cardenal Cisneros, el arzobispo Juan Tavera, el famoso Juan Martínez Silíceo, que adornó el interior de la Catedral con la reja de la capilla mayor, el Cardenal Gaspar de Quiroga, etc...

La fachada principal de la Catedral de Toledo tiene tres portadas, denominadas, respectivamente, Puerta del Perdón (en el centro), Puerta del Juicio Final (a la derecha), y Puerta del Infierno (a la izquierda).

Estas son tres de las Puertas de la Catedral de Toledo: la de la izquierda es la Puerta del Reloj, la puerta del centro de la imagen es la Puerta del Perdón, y la puerta de la derecha es la Puerta de los leones.

La puerta del Perdón se llama así porque hubo un tiempo en que se concedían indulgencias a los penitentes que entraban por ella.

La Puerta del Juicio Final es la Puerta más antigua, y representa, como su nombre indica, un Juicio Final.

La puerta del Infierno, en cambio, no presenta motivos iconográficos reseñables, sino solo decoración de tipo vegetal. Se la conoce también como puerta de la Torre o de las Palmas porque antiguamente se reservaba para la entrada de la procesión de las palmas en el Domingo de Ramos.

La Puerta del Reloj, es la más antigua de comienzos del siglo XIV y se encuentra en la fachada del lado norte.
Por su interior, en la zona superior, está el rosetón del siglo XIII que contiene las vidrieras más antiguas de la catedral.

La Puerta de los Leones, es la puerta más moderna y se llama así por las figuras de leones que coronan las columnas de la reja de la Entrada.
En el interior de esta Puerta de los Leones y a ambos lados se ven las estatuas de David y Salomón, atribuidas a Etienne Chamet, escultor natural de Orleans, Francia.

La Torre

En origen, el proyecto fue levantar dos torres, una a cada lado de la fachada occidental, pero sólo llegó a elevarse una, la de la esquina noroeste, mientras que de la opuesta sólo se levantaron los cimientos, siendo éste el lugar donde más tarde se construiría la capilla mozárabe (cristianos conviviendo con los moros).





Todavía se encuentran en España dos capillas mozárabes en las que se oficiaba misa a los cristianos que convivían entre los árabes; una de estas capillas se encuentra en Toledo y la otra en Salamanca.

En la Catedral de Toledo, el cardenal Cisneros quiso respetar el mantenimiento del rito hispano-mozárabe en dicha capilla, para así conservar y conciliar en la catedral distintos sentimientos religiosos que aún se mantenían y por los que él sentía especial aprecio.

Las vidrieras de la Catedral de Toledo, un elemento mágico indispensable en toda catedral, constituyen una obra de arte muy hermosa e importante. Esta catedral de Toledo es uno de los edificios castellanos que más vidrieras medievales ha conservado. Las vidrieras más antiguas de la Catedral de Toledo están situadas sobre la Puerta del Reloj.

La Capilla del Robot

La Capilla de Santiago fué llamada también capilla de Álvaro de Luna por ser este personaje histórico quien la mandó construir y quien la fundó como lugar de enterramiento para él y su familia. Los dos sepulcros que están en el centro de la capilla corresponden al Condestable Álvaro de Luna y a su esposa Juana de Pimentel. Las figuras orantes de las esquinas son caballeros de Santiago en el sepulcro del Condestable, y en el sepulcro de su esposa las figuras son frailes franciscanos.


Capilla de Santiago de la Catedral de Toledo. "La Capilla del Robot".


Esta capilla también es conocida como "la capilla del robot", pues según las crónicas relatan, la Inquisición capturó un robot desconocido, de los que dicen que recorren y vigilan los túneles de Toledo, y sin saber cómo proceder con semejante artefacto lo recluyeron dentro de la capilla de Santiago, enrejado y a buen recaudo. Extrañamente, siempre que empezaba la misa el robot se movía y actuaba él por sí solo sin que nadie supiera ni se prestase a detener su acción.

El Transparente

Se llama transparente en la catedral de Toledo a una obra escultórica, que incluye una abertura en el techo por donde entra la luz, realizada entre 1721 y 1732 por el gran escultor del barroco Narciso Tomé (1690 - 1742) (ayudado por sus hijos), nombrado Maestro Mayor de la Catedral de Toledo en 1721.



El Transparente de la Catedral de Toledo


Se encuentra en el muro absidal, en el trasaltar mayor. La obra es de estilo barroco y churrigueresco. Se realizó en tiempos del arzobispo Diego de Astorga y Céspedes que tuvo su mandato entre los años 1720-1734.

En la actualidad está contemplada con mucho respeto e interés internacional. Según la tradición, la idea de hacer este transparente rompiendo el muro absidal surgió con el fin de dar luz al sagrario que se encuentra justo a su espalda.

Sin embargo el papel del Transparente es mucho más importante, ya que a través de este gran agujero de luz que entra por una esquina del techo de la Catedral se ilumina La Cueva de Hércules con tanta claridad como si fuera de día, desde cuya cúpula subterránea, en lo alto de la estancia secreta, se distribuye la luz de una manera prodigiosa. Los testigos que entraron dentro de la Cueva de Hércules siempre dijeron que la estancia de Hércules estaba iluminada desde el techo abovedado de la nave secreta.

La verdadera cara de la Catedral de Toledo

Hemos hecho una descripción por encima de lo que es la Catedral de Toledo, considerado para la Iglesia Católica, y para todo el mundo como una obra de arte, una maravilla de la arquitectura. Esta es la visión oficial y de la historia del Arte al uso.

Sin embargo, la verdad de todo y la pura realidad es que la Catedral de Toledo no es más que un cúmulo de materiales ruinosos y escombros viejos y descompuestos, una gran tumba, cementerio de muchos personajes viles y corruptos, abusadores de su status de poder sobre el pueblo, monstruos de terror para las personas más débiles y desposeídas, criminales de inquisición, aristócratas y ricos aprovechados y miserables y miembros de sociedades oscuras y maquinadoras, católico-ocultistas.


La verdadera cara de la Catedral de Toledo


El interior de la Catedral de Toledo huele a muerto y a cadáver, y desprende un olor nauseabundo de reliquias, huesos, y cuerpos putrefactos. Antro malsano y que repugna al bienestar de un ser vivo sano que viva en tierra aireada y ventilada entre la naturaleza; contaminadas todas sus paredes, piezas, objetos y rincones, de influencia y energía demoniaca, de carga negativa y destructiva.

En definitiva, un escombrajo apestoso gigante y de mala muerte, infectado por tanta acumulación de suciedad moral y física y por tantas energías tenebrosas. Al igual que todas las demás catedrales, cuyo único fín que les espera es su destrucción total, para limpieza y saneamiento de La Tierra. Pues ni una sola de las catedrales e iglesias católicas quedarán en pié en la nueva Era de la humanidad.

Afortunadamente, debajo de ese promontorio de inmundicia, de malas vibraciones y de malos recuerdos, que es la Catedral de Toledo, que repele a los sentidos el solo entrar en ella, se encuentra un espacio subterráneo, a salvo, limpio y sagrado, de inspiración divina, y construído por el mismo constructor del Templo de Jerusalen, el Rey de Israel, Salomón.

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